jueves, 4 de abril de 2019

Gitanos y Reyes: Gipsy Kings en México.

Un día venía en el coche manejando cuando escuché en la radio un anuncio de un concierto próximo a realizarse. Se trataba ni más ni menos que de los hijos de José Reyes, el cantaor gitano. Se trataba efectivamente de Gipsy Kings, agrupación gitana que cobró mucha fama hace varios lustros tocando rumba gitana. Además de ser hijos de José Reyes, son sobrinos de Manitas de Plata, un enorme guitarrista gitano, no muy famoso pero sumamente recomendable. Los Gipsy Kings entonces retomaron esos ritmos de los que estan empapados, y los comercializaron con gran éxito. En el siguiente video aparece José Reyes, que es el cantaor a la izquierda de la pantalla, y a su lado, Manitas de Plata.

Total que hace años según escuché que estos cuates novenían a México hace muchos años, y la neta yo dudaba que fueran a hacerlo, y al oír el anuncio por supuesto que quise ir. ¿El lugar? La Arena Ciudad de México... o casi.
Al llegar al estacionamiento, había en un terreno pegadito a la Arena (parte del mismo predio) un escenario completamente rodeado por sillas y gradería removibles. Pensé que sería para otra cosa, pero en las pantallas vi que decía Gipsy Kings, y que efectivamente sería ahí. El sacón de onda fue general, el personal que checaba los boletos dijo que por eso en las entradas dice "Open Arena" que efectivamente lo dice, pero uno no se imagina que vaya a ser al aire libre. De hecho, me pareció muy buena idea, siempre y cuando aclararan porque si destantea, y así les ocurrió a los otros asistentes con los que platiqué. Pero pues total, el chiste era disfrutar. 
Abrió un grupo muy chafa de dizque danzas folklóricas mexicanas pero como con música techno que no me gustó nada, porque empezaron a la hora que decía que iniciaba el concierto y eso impacientaba, y seguramente fue una de las cosas chafas que hace TV Azteca, porque cantó una de La Academia y se sabe que la Arena es de Salinas Pliego. Más que folklor, uno de los pocos bailes a los que le puse atención, parecía como Intercolegial de Baile, y se supone que representaba la Conquista, porque había unos disfrazados de "aztecas" y otros se supone que de españoles, pero el vestuario me dio risa porque, en vez de vestirlos con armaduras, les pusieron trajes más del Virreinato y parecía una estudiantina peleando contra los danzantes del Zócalo. Pero bueno, no importa, lo bueno fue lo que siguió.
Llegaron los Gipsy Kings y se plantaron en el escenario. Principalmente lo que tocan es rumba gitana, lo cual hizo que desde el principio todos estuviéramos baile y baile. Una de las primeras que tocaron fue "Djobi Djoba", de mis favoritas y de las de todo el público, ya que al sonar los primeros acordes, todos nos llenamos de entusiasmo. "Cada día yo te quiero más".
Algunas canciones --pocas- no las conocí, pero de todos modos las disfruté. Y otra cosa es que en realidad nunca les he entendido a las letras del todo, porque como que es medio en español pero con acento gitano y toques de francés, entonces yo tararreaba como "un amor viví, llorandooooioio y me deci-i-ai, las palabres del lión, llorando por tí, es por amoooor", pero da igual, el chiste era disfrutar la música y cantar como fuera, pero con sentimiento, eso sí.

"Bem Bem Bem María" y "Bamboleo" obviamente las tocaron, y la que más prendió fue "Volare", además de que tocaron su versión de "Hotel California" y una que jamás imaginé que interpretarían: "Vamos a bailar" que la usaba Héctor Suárez en "La Cosa" para hacer una coreografía ocupando a los raperos que salían en "A Todo Dar", el programa de concursos de la entonces Imevisión.

Total que estuvo muy bueno el concierto. Invitaron también a la hija de 9 años de uno de ellos a cantar, y a la sobrina de Isabel Pantoja, la española que cantaba "Así fue" de Juan Gabriel.
Al final, valió mucho la pena el concierto, y me gustó bastante. De hecho, el que fuera al aire libre le daba un toque interesante, lo único era saber desde el principio, así como poner escaleras en las gradas móviles y mejorar los baños que son portátiles. De ahí en fuera, todo muy bien. Y nada... ¡Olé!


martes, 2 de abril de 2019

Adiós, Guacarrocker.

Ayer estaba viendo mi Facebook por la mañana, y leí en la página homenaje a Illy Bleeding que mostraban condolencias por la muerte de Armando Vega-Gil. De inmediato me fui a Twitter para ver de qué se traba y, efectiva y desafortunadamente, se oficializaba el deceso del Cucurrucucú.
Este cuate le hacía a un montón de cosas: era bajista, escribía, hacía cine, escalaba, buceaba "en aguas infestadas de sal" según lo escrito en el "Forjando Patria", alguna vez tocó el chelo, pintaba...
Yo conocí su obra primero que nada por Botellita de Jerez, particularmente el Superespecial Desenchufado (Un-plug)" que mi hermano trajo a la casa en sus tiempos de CCHero. Un disco muy divertido e ingenioso. Poco tiempo después fue El Último Guacarrock, cuando se desintegró el grupo, y así pasó un tiempo, el cual coincidió con buena parte de mi adolescencia, y también de mi primer etapa en la Universidad. Por recomendación de un amigo, comencé a leer los textos del Armambo en la entrañable revista La Mosca, en su columna del "Diario íntimo de un Guacarroquer" y sobre todo, empecé a escuchar los primeros discos de Botellita de Jerez que conseguí quemados en Filosofía y Letras. 
Básicamente, en ese tiempo no la pasé muy bien en la carrera, pero parte de lo que me alegraba o lo que buscaba era no sé, algo así como mi identidad, distinta a la del pandroso de la secundaria y medio skato de la prepa, y entonces la onda del guacarrocker me cayó perfecto, ya que enarbolaba cosas como la mexicanidad y el Rock, basado en las raíces y en la mezcla que cantaban " Si tu novia es una mezcla entre la Janis y la Lola Beltrán [...] si tu mezclas en tu taco aguacate con un disco de Rock, y le agregas a Chuck Berry, José Alfredo y una pizca de blues". Ciertamente eso me alegraba, incluso le puse estoperoles a algunos de mis pantalones de mezclilla, como si fueran botones charros. Y en parte me identificaba con el Armando porque en esos tiempos su columna de La Mosca era muy cruda, escrita desde una depresión muy fuerte según el dijo alguna vez, y eso compaginaba con mi enojo y mi sacón de onda que pasaba por aquel entonces.
Las luchas de niño siempre me gustaron (y me siguen gustando) y también eso cuadraba en la guacacultura. Parte de lo que me hacía sentir bien en esa época era sacar en mi guitarra las canciones de Los Botellos (aún no tenía mi bajo),y me alegraba. Y ahora que tengo mi bajo, muchas veces he sacado algunas canciones según las interpretaba el Cucurrucucú.
Cuando dejé Odontología, y en ese momento me liberé de esa carga, me surgió una etapa muy creativa entre la dicha liberación y entre el enamoramiento que tenía con una chica de la Facultad, lo cual hizo una combinación idónea y como principal producto surgió este blog. Si leen algunas de las entradas más antiguas, notarán que la escritura está muy influenciada por el Guacarrocker que, según sus términos, yo usaba en ese momento como "andadera", es decir, cuando copias o emluas los recursos narrativos de algún autor de tu agrado en lo que encuentras tu estilo. Incluso, tengo una reseña de una presentación de un libro de luchas, en la que también hubo palomazo de Botellita, que pueden leer aquí.

Varias veces lo ví, en tocadas sobre ruedas en favor de las comunidades de Chiapas (te brindaba su autógrafo super amable), en varias tocadas y en la Improlucha. Siempre accesibles (Arau, El Mastuerzo y el mismo Vega-Gil), se mochaban con las fotos y demás.
En fin. El caso es que, y a lo que voy, quiero manifestar que Armando Vega-Gil fue una fuerte influencia para mí en varios sentidos, uno de ellos, el saber que puedes hacer varias cosas, puedes ser multidiscplinario y tienes que hacer las cosas que te gustan, con gusto pero también con compromiso. También que hay que echar desmadre, que hay que hacer las cosas divertidas y que tienes que tener compromiso y amor con lo que haces.
Su muerte me impactó. Lo que está alrededor es otra cosa que no sé si deba abordar por lo pronto ahora. Lo que me queda claro es que estamos en una época muy compleja en cuanto a cómo se da la comunicación y el cómo los sucesos pueden ser vistos de un millón de maneras, desde infinidad de cristales diferentes. 
Descansa en paz. Guacarrocker. Nos ayudaste a muchos a encontrar un camino, una identidad, una personalidad. Te extrañamos y te admiramos.